Oct 18, 2005

Encore


Hace un tiempo atrás, sentado en mi habitación, en una cita a ciegas con mi instrumento blanco y negro, ordenando mis dedos cromáticamente, torpemente. Poco a poco, como cualquier relación, se tienen sus altibajos, los cayos salieron, apoyas, el suicidio de las cuerdas, el asesinato de las mismas: rebelión total.
Poco a poco, mis dedos encontraron la armonía entre las cuerdas ordenadas en cuartas. Estábamos aprendiendo a hablar.

Éramos dos y más, éramos uno, y sin darme cuenta, me convertí en "el bajista" del grupo. Empezamos en una sala, donde no cabíamos, y nuestros pies sobraban. Escuchando Tool y Red Hot Chili Peppers, y tocando Silvio Rodriguez. Fuimos una especia de Trova fusión, donde nos encantaba tocar samba. Guitarra acústica, bajo eléctrico y batería. La voz era el instrumento principal. El baterista, obsesionado con el Circo del Sol, y una foto de su más obscena obra teatral colgada en la pared de su cuarto. Sus padres, tocando en la puerta con una sonrisa impresa en sus caras, ofreciendonos cena. Caminabamos las noches combinando zapatos converse y tarareando nuestra mas reciente creación musical.

Sin previo aviso, el avión partió. Y desde el aire, frustrado, lancé despedidas precipitadas. Entonces nos convertimos en dos tercios de A Limine. Descubrimos un Café Expresivo a la americana, donde el blues se respiraba en el ambiente. La oportunidad se aprovechó debidamente. Nuestros dedos maduraron, los acordes variaron, y el "solo" nació. Avanzamos a velocidad de la luz, y el símbolo de dollar iluminó los ojos de aquel pseudocazatalentos. Con él salimos del cascarón y nos paramos en escenarios vacíos, donde todavía se escuchaba el eco de públicos pasados.

Rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos en un bar, remontado en Ecuador. No me malinterpretes, aún con el eco como público, pero con nuestro nombre en la pared. Con una presentación de imágenes psicodélicas y la imitación de un show donde la improvisación sobresale por sobre la letra. La voz sigue ahí, compitiendo con los gritos de la guitarra y el amarre del bajo con la batería. Las influencias son distintas. Son más. Ecléctico. Experimental. A Limine sigue en pie, y camino al estrellato.

1 Comments:

Alejandro Valdivia said...

bidipeedubdiduweeeeh.
Atentamente: el solo.