Aunque mi realidad alterna sea bella, increible e infinitamente satisfactoria estoy deseoso por materialisarla. Quiero tocarle los labios, quiero que el sudor nos moldee en unidad, quieo que las sonrisas salgan de mi mente y acaricien mis ojos. Esa realidad está en el vientre de su madre, escuchando Bethoven y la más grandiosa de las obras de Wagner. Todas las noches le leo un cuento y le paso la mano al vientre desnudo, acerco mi oido y la siente moverse. Ya está en camino. Junto con ella, empezaré a vivir. Se que puede ser una realidad bastarda pero aún asi la duermo con palabras dulces todas las noches.
Una vez dormida, trato de despejar mi mente, buscar paz y como el más inocente de los lectores comienzo en el capítulo 73.
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