He estado pensando en la idea de un viaje a Nueva York. Escaparme de todo por unos dias (talvez 3, talvez 4) y visitar la ciudad que tanto interés despierta en mi. Yo y mi cámara fotográfica caminando por Madison Square Garden. Y la idea me atemoriza. La idea de estar en un lugar desconocido, sin nadie a quien acudir, se me hace aterradora. Aunque sea por unos dias. A mi, emigrante de nacimiento y profesión, me atemoriza viajar y cumplir fantasias. De repente me atemorizan los millones de gente caminando por las calles, el afán, la inhospitalidad. Yo que vengo de tomar 2 y a veces 3 buses para ir al colegio en Escazú ahora me veo rodeado por la comodidad de una manibela y una tarjeta que poncho 2 veces todos los dias: una al entrar y otra al salir. Esta sociedad alieníjena que aborrecía hace un par de años atrás se ha convertido en hogar, en conformidad. Y todos sabemos que para el emigrante no hay hogar. Para el emigrante no hay patria ni nacionalismo. Para el emigrante las fronteras son retos por vencer. Para mi, sobretodo, la patria es el mundo. ¿Qué mejor momento para aventurarse por la vida que este? Aunque sea de turista con la cámara fotográfica y los shorts "cacky". Y entonces pregunto ¿Por qué no? Hay que dar el paso. Mandarse a esa ciudad y caminar por Madison Square Garden. Fotografiar la estatua de la Libertad. Montarse en los buses rojos de dos pisos. Hospedarse en hoteles de mala muerte. Respirar la ciudad. Intoxicarse. Desintoxicarse. Conocer. Olvidar. Experimentar. ¿Será que talvez no tengo nadie que me tome la foto abrazado de los edificios? ¿Será que se me está haciendo costumbre alejarme de lo que en realidad me hace feliz? ¿Sera el frio? ¿El trafico? ¿Los taxis? ¿La gente? Yo que respiraba el aire de La Plaza de la Cultura todos los dias en mis tardes colegiales. Que me conocía chepe como la palma de mi mano. Que me sentaba todos los dias a tararear melodías junto con Marito Mortadela en aquel boulevard. Ese era yo, un muchacho despreocupado y poco conservador. Un carajillo de 16 años que se sabia mover por toda una ciudad y le conocía los matices. Ese niño se ha quedado dormido y es tiempo de despertarlo, darle su vasito de leche y llevarlo al baño a que se cepille los dientes. Porque he agarrado a ese niño de la mano y nos vamos a New York!
Jun 28, 2007
New York, New York
He estado pensando en la idea de un viaje a Nueva York. Escaparme de todo por unos dias (talvez 3, talvez 4) y visitar la ciudad que tanto interés despierta en mi. Yo y mi cámara fotográfica caminando por Madison Square Garden. Y la idea me atemoriza. La idea de estar en un lugar desconocido, sin nadie a quien acudir, se me hace aterradora. Aunque sea por unos dias. A mi, emigrante de nacimiento y profesión, me atemoriza viajar y cumplir fantasias. De repente me atemorizan los millones de gente caminando por las calles, el afán, la inhospitalidad. Yo que vengo de tomar 2 y a veces 3 buses para ir al colegio en Escazú ahora me veo rodeado por la comodidad de una manibela y una tarjeta que poncho 2 veces todos los dias: una al entrar y otra al salir. Esta sociedad alieníjena que aborrecía hace un par de años atrás se ha convertido en hogar, en conformidad. Y todos sabemos que para el emigrante no hay hogar. Para el emigrante no hay patria ni nacionalismo. Para el emigrante las fronteras son retos por vencer. Para mi, sobretodo, la patria es el mundo. ¿Qué mejor momento para aventurarse por la vida que este? Aunque sea de turista con la cámara fotográfica y los shorts "cacky". Y entonces pregunto ¿Por qué no? Hay que dar el paso. Mandarse a esa ciudad y caminar por Madison Square Garden. Fotografiar la estatua de la Libertad. Montarse en los buses rojos de dos pisos. Hospedarse en hoteles de mala muerte. Respirar la ciudad. Intoxicarse. Desintoxicarse. Conocer. Olvidar. Experimentar. ¿Será que talvez no tengo nadie que me tome la foto abrazado de los edificios? ¿Será que se me está haciendo costumbre alejarme de lo que en realidad me hace feliz? ¿Sera el frio? ¿El trafico? ¿Los taxis? ¿La gente? Yo que respiraba el aire de La Plaza de la Cultura todos los dias en mis tardes colegiales. Que me conocía chepe como la palma de mi mano. Que me sentaba todos los dias a tararear melodías junto con Marito Mortadela en aquel boulevard. Ese era yo, un muchacho despreocupado y poco conservador. Un carajillo de 16 años que se sabia mover por toda una ciudad y le conocía los matices. Ese niño se ha quedado dormido y es tiempo de despertarlo, darle su vasito de leche y llevarlo al baño a que se cepille los dientes. Porque he agarrado a ese niño de la mano y nos vamos a New York!
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4 Comments:
Lánzate a lo desconocido, despierta al niño y ve New York! Te sentirás enano entre los rascacielos, y terminaras con torticulis, pero es una experiencia para contar. No dejes de ir al Museo Metropolitano, y a ver una obra de teatro en Broadway.
Que te vaya bien, al menos no irás solo, es buena la compañia que escogiste...
Si mi fututo a casi largo plazo no me falla, yo estaré haciendo un viaje parecido sin rumbo fijo, sin nada planeado, solamente las ganas de conocer
Besos
Vé a la Estatua de la Libertad, pero pregunta primero si te desembarcan allá...de lo contrario, es muy triste, te lo digo yo... osea...
NYC es una de mis ciudades preferidas. Anda sin temores que todo estara bien. No hay lugar mas seguro hoy por hoy que Manhattan. Te va a encantar y tu camara te pedira respiro. Es linda con frio y tambien con calor, es linda por sus trenes que todo lo pueden, por su Central Park, por sus museos, por sus calles sucias de historias, por su gente.... NYC tiene tantas cosas (ademas de las que todo el mundo conoce como la estatua de la libertad, etc, etc)
ufff...
luego me cuentas.
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