Desensibilización

El alma, como la marea, nunca se cansará de mojarnos los pies. Aún si caminamos en indiferencia, ésta conservará su calma y en su perseverancia nos empapará los pasos. Y es que después de caer y renacer una y otra vez, lo bueno deja de ser bueno y lo malo pierde su conotación. Quedamos en el limbo espiritual, esperando esa habitual ola que nos sacuda del status quo. Que se acerque a ahogarnos pero que nos dé la vida suficiente para volver con nuevas perspectivas. Para gritarle a los cuatro vientos lo que es el amor, la vida. Lo que se debe hacer y lo que no. Y entonces empezamos a vivir, estrenando ojos. Abrazando el presente. Y el futuro se cruza de manos en la esquina de la habitación sin mucho que hacer, mas que esperar. Entonces corremos desnudos de alma y admiramos las maravillas de lo maravilloso. Señalamos sin miedo a repercusiones. Sonreimos sin miedo a deformaciones. -Dice el dicho que si sonreimos y cae un rayo en ese mismo momento nos quedamos así para toda la vida... Dios nos libre.- Cuando volvemos a nacer, nos burlamos de la muerte. Pero sin la muerte, la vida no existiría. La vida sería un infierno. Sin la muerte el infierno no existiría. La vida sería un paraiso. Sin la muerte el paraiso no existiría. La vida no sería vida, sería el odio colectivo hacia los ancianos que inundan las calles. Hablando del comunismo y de sus miles de frases que empiezan con un "cuando yo era joven". La vida sería una fila gigantezca de terroristas desempleados. Talvez Platón estuviera en un Macdonalds firmando autógrafos. Talvez Hitler y Mussolini se reunan todos los dias a las seis a jugar ajedrez. O muy probablemente Lennon seguiría en su cama desnudo esperando un cambio. Pero la muerte existe, más de lo que quisiéramos. La muerte toca puertas a diario y reduce el numero de integrantes familiares. La muerte es el enemigo público. Aquel muchacho colegial que se comía los mocos y no tenía con quien ir al baile de graduación. Pero yo te digo, muerte: gracias por llevarte la vida lejos de aqui.