Mar 7, 2005

Decabezas

3:37am. ¡Y sales! Ahora sólo queda hacerse para atrás y disfrutar del paseo con sólo un poco de babosadas de fondo que, de verdad, jamás llegaran a ser relevantes. Te agradecen, pero no es suficiente, todavía lo sientes. No te llena. Ay, Mr. Kite, ¿Que hiciste? Pues, para tu sorpresa, nadie practica su compasión contigo y en un par de horas vuelves a empezar. Sin compasión, sin compasión.
***
12:03am. ¡Ring, ring! ¿Quién podrá ser?
-¡Oye necesito ayuda, estoy en medio de la masa, me ahogo. Socorro. SOS!.-
-Voy para alla.
Te espera, Mr. Kite, un largo camino, llevas penas y cansansio en tu espalda, que por más que sacudas es imposible sacudir. Piensa. El camino es largo. Quieres llamarla, lo se, lo sientes.
Al fin, en la boca del monstruo, no parecer encontrar a tu víctima, sólo de un aparente mismo calibre que gritan por ayuda pero tu inconsientemente los ignoras. Después de nadar, pisar sobre la gente, buscar entre la muchedumbre, encuentras al causante de tu intento de superhéroe. Lo agarras por la cintura, y sin pensarlo dos veces, luchas para salir del ojo del huracán.
***
11:23pm. Luego de cubrir su cuerpo desnudo y mojado, se relaja. Sentado en su cómoda cama, envidia de muchos, bajo su luz tenue, no muy fuerte, no muy baja. Insertas en tu viejo televisor, con una raya blanca en la parte superior que impide tu visibilidad, un pequeño disco que intenta representar eso que llamas arte visual o cinematográfico, como un recurso de escape, y empieza. La historia de un iluso, su taxi, y sus improvisaciones. Te gusta, te distrae: ¡sirve!
***
10:59pm. ¡Ahh! que alivio aparente, al fin se habia deshacido de esa molesta voz chillona que lo impedía de cumplir sus primeros propósitos. Un paso. Dos pasos. Estas en la bañera Mr. Kite, pero no se te ocurre ninguna canción que cantar, ni melodía que tararear, nada más que vergüenza y arrepentimiento, el peor de los sentimientos.
***
10:54pm. Después de una agitada conversación, llantos, lamentos, y perretas, Mr. Kite decide pronunciar las palabras: "Mira mujer, no tengo tiempo para estas cosas, yo mismo no estoy haciendo tan bien, y con tus ataques de histeria definitivamente no ayudas a mi caso, ¿Acaso me culpas por querer ponerle fin a esta conversación? Ha sido larga, tenue, agotadora hasta mi última gota de sudor que nunca merecio ser expuesta. Me voy. Adios".

1 Comments:

Alejandro Valdivia said...

Otra cronica y en la misma semana... yo se como son esas cosas, pero eso todo el mundo lo sabe. Nada... blablableando... (buen ride el irme a buscar "en la masa")