Feb 11, 2007

Trois

El teclado suda siguiendo la pantomima de mi frente. Las uñas, destrozadas y ausentes no hacen otra cosa que ser víctimas de mi inseguridad. Soy pequeño y el mundo me aplasta. La línea del horizonte se me hace interminable e indecifrable. Me pregunto como debo vestir al camaleón. ¿Rojo como la sangre? ¿Azul como el mar? ¿O acaso debería dejarlo verde como esperanza? El momento se acerca, lo infinito va llegando a su fin y después: la incognita., el temor, la confusión, los defectos, las incomodidades, las frustraciones... y todo lo demás que sí pasará. Soy ente aparte, dueño de mi nada y maestro del vacío. Eres, un signo de interrogación, una interminable duda que esta a punto de llegar a su fin, para convertirte en otra definición. Porque nada se destruye, todo se transforma. Tú y yo seremos algo que no somos ahora, o volveremos a ser tú y yo, sin el nosotros. De cualquier manera hay que sentarse y esperar, observar las agujas del reloj mientras avanzan y retroceden, jugando con nuestros sentidos, nuestros sentimientos y nuestras seguridades que poco a poco se pierden en el minutero.

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