Mar 10, 2005

¡Que alguien me diga!

¡Ayuda! ¡Necesito auxilio!
Pasa que ayer tuve un sueño donde el protagonista no estaba escribiendo para su tertulia literaria. No. Sino que se desenvuelve en lo siguiente:
Era una tarde jogoza de marzo, con clima típico y adecuado, donde mi universo era otro. Entrando a mi habitación me encuentro con vos, y me deletreas tu nombre: x-x-x-x-x-x. Te estuve esperando. Me invitas a tu recámara y al pisar firme en el umbral de tu puerta me tambaleo al ser testigo del abismo cubierto por agua en el fondo del fondo. Rápidamente vuelvo mi cabeza para alertarte y prevenirte de este repentino suceso. Justo cuando en mi vista estabas calzada, provocas la más grande superación personal de mi admiración al verte saltar al vacío y, poco a poco, sutílmente, te conviertes en la más verde de las serpientes. Eres grande. Inmensa.
Mientras en el aire, observo tu metamorfósis mis pies débiles se rinden a la gravedad.
Junto a la puerta: una cuerda larga, tensa, que servía de apotema para la increíblemente colosal piscina con dichas paredes proporcionalmente gigantes. Al final de la cuerda: una cabina. Mi hermosa (beep*) me indica que nos encontremos en la cabina con un ademán bien animalesco y necio. Yo, obedezco sin ningún tipo de trabajo al hacer la más malabarezca de mis hazañas al equilibrarme por la cuerda. "Ella" no cesa en alcanzarme con su inmensamente largo y ductible cuerpo (no creo que hayan entendido aún la profundidad de esta habitación, era grande les digo, ¡Grande!) y con su muy reptil textura se encuentra conmigo como la más obvia equis en el mapa del tesoro. Ahí surge nuestra ya anhelado reencuentro, y yo, impactado. ¿Qué hago?
***
Para propósitos de contexto, cabe a recalcar que la esposa de tu padre, (beep*), es increíblemente hermosa, demasiado para ser comparada con la vejez inherte, tan obvia y tan verde del adinerado mismo. Éste la compra con su orgullosa Master Card, roja y amarilla (¡cachín!) que ayuda a acentuar las arrugas en su cara
***
Y ahora con las cartas en la mesa (y otras bajo la manga) acepto sugerencias, respuestas y todo tipo de comentarios que me definan esta guerra entre palabras e ideas que no salió de mi, de verdad que no.

1 Comments:

Alejandro Valdivia said...

Bueno, el significado de las X es obvio, de esas ni hablar. Freud distiguiría un elemento fálico convenientemente posicionado en tu verde serpiente. Tu te babearias por Freud. Eso y tu instinto materialista/mercantilista/yankee (la habitación grande) dan con que tu sueño no es un sueño, sino una posibilidad anatémica. Es la vuelta de la esquina, es mañana. Cásate y ten veintiocho hijos, vas a envejecer contento y satisfecho de tí y de tu serpiente.
Pero yo qué sé de estas cosas?